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INSURRECCIÓN PERMANENTE

Insurrecionalismo

INCENDIO

INCENDIO, ellos o nosotros!!!

 

El Insurreccionalismo ha sido entendido (equivocadamente) como un intento desesperado por destruirlo todo (que no está tan alejado de ser real), lo que incluye tanto a la amplia estructura en la cual se resguarda el animal humano, como así mismo las categorías animales no humanas y vegetales de vida sobre el planeta.

 

Este intento fallido, irracional, nihilista, desenfadado, no es más que una vil venganza de un minoritario grupo de sicóticos megalómanos desquiciados, que en su afán de alcanzar su objetivo utópico y sin poder acceder al poder, se las ingenian para atentar contra las Instituciones y los dignos representantes de la democracia, arguyen!

 

Cuando nos embarcamos en la tarea difícil sino imposible del sueño libertario, decidimos al instante dar el combate hasta vencer o caer, sin saber siquiera si con los “hechos de propaganda” se inicia una revuelta o solamente participamos del anecdotario marginal en el que “el Poder” y sus “Estructuras” designan un rol para nosotros.

 

No somos utópicos, eso si, cuando deseamos la destrucción de las formas y conceptos actuales de convivencia, mucho menos aún, arriesgándonos al motejado “cartel” de la Locura, sino, y es esto lo que causa más resquemor, siendo quienes somos humanistas conscientes del error permanente en que la especie se ha convencido, aunado y envilecido hasta naufragar.   Vale decir tanto que su sociedad, tal y como la presentan, mantienen y propagan, significa para nosotros más una amenaza que un espacio de resguardo, por lo que el espíritu (¿) de la Insurrección en armas se transforma en la salida única y necesaria, para combatir el estado de canibalismo, de esclavitud y de miseria en que un grupo de maleantes de traje, corbata y oscuros maletines tiene sometida a la humanidad en su conjunto.

 

La forma descarada en que han mutilado al planeta, nuestro Único habitat natural, para succionar de él cualquier elemento que signifique aumentar la ganancia o el valor de las acciones de sus empresas, industrias o simples firmas de especulación, amenaza con destruir cada espacio libre o medianamente sano para vivir, convirtiendo el oxigeno en una bola de fuego alimentada por el Ozono que no descansa en su acelerado crecimiento, mientras en  todo el país proliferan más industrias que intoxican el aire con las emisiones de carbono, sulfatos, y  cloruros, sin ningún control de parte de la Estructura del Estado a cargo ni de las orgánicas civiles (supuestamente) comprometidas tanto con el ambiente como del crecimiento demográfico, en pocas palabras esa ceguera en que el ser humano cae por el espejismo verde del dinero amenaza día a día con la destrucción total de especies animales, vegetales y por lógica consecuencia de la especie animal humana.

 

Frente a esta permanente amenaza de los Grupos Económicos formales  y sus ilustre lacayos del aparato estatal nos levantamos con las ideas primero de destruir cada vestigio de su existencia, cada estructura de dominación y con ello cualquier resistencia que generen, costando lo que nadie desea admitir, el final no tarda en llegar y son ellos o nosotros!!!

 

COLECTIVO ANARQUISTA INSURRECCIONAL
HIJOS DE VILUGRON

 

Hacia un nuevo Anarquismo

Hacia un nuevo Anarquismo

El sistema no se agota de repetir, a través de todos los medios a su alcance, que las utopías han muerto, que no queda más en el imaginario humano por venir, menos aún por hacer.
Nosotros los anarquistas seguiremos, de igual forma, apareciendo en cada esquina, recordándoles con todos los medios a nuestro alcance que aún existen formas e individuos con claras ideas y decididos a enfrentarse contra el orden existente, de luchar contra éste por su destrucción total y definitiva.
El anarquismo más allá de permanecer girando en torno a su entramado teórico- ideológico debe recoger los elementos que residen en el individuo, o sea la tensión existencial continua, puesto que eso se ha constituido como parte componente de la base teórica del movimiento, históricamente desplazada por tendencias que, imbuidos en los nuevos tiempos no conducen a ninguna “situación” desde la cual iniciar la revolución social esperada.
Basta entonces reconsiderar el centro, tanto de la acción en el presente, como de la preocupación futura claramente enfocado el anarquismo por la consecución de la libertad absoluta del ser humano, debe pretender transformarse no en un fin en sí mismo sino en método, en una ética que asegure el compromiso de la lucha por la libertad pero conviniendo en orgánicas nacidas desde la libertad y asumiendo las luchas tanto finalistas tanto parciales sobre la base de la libertad misma, activando métodos claros y concisos que apunten a objetivos específicos para generar desde aquella tensión la desestabilidad y las “condiciones” que apuren o aceleren procesos más generalizados, alzamientos más vastos… que lleven a la necesidad de la autodeterminación de los individuos, puesto que solo individuos “libres”, vale decir, autodeterminados, construyen comunidades libres.
Ahora bien, debemos entender esta búsqueda de autodeterminación como el proceso doloroso de alejarse, rompiendo todos los lazos con el pesado sistema, de todo aquello que signifique una colaboración, una pertenencia hacia valores que mantengan el nexo con la autoridad, la verticalidad y la jerarquía en las relaciones tanto del conjunto social como de los individuos como unidades de ese conjunto.
Cuando hablamos de tensión permanente nos referimos a la tensión misma de la vida, de la fuerza que logramos crear desde nosotros, individuos, para intentar cambiar la realidad de las cosas, es tensión hacia lo diverso, hacia lo mutable permanentemente, lo casual, lo accidental, impensable, esa dimensión nuestra que sabemos existe pues nos mueve, nos traslada en distintos sentidos, pero que no sabemos con certeza denominar, no conocemos aún su metodología ni su “modus”, bueno, es esa tensión la que debemos adecuar hacia lo cotidiano de nuestras vidas, relacionarlas con movimiento perpetuo.
Por lo mismo, cada proceso”liberador” no puede sino manifestarse en un par de sentidos, o niveles, el del enfrentamiento con las instituciones y el de la lucha interior del individuo hacia los elementos que bogan hacia su inmovilidad, hacia su determinismo.
Nosotros, anarquistas no luchamos por una “mayor” libertad, sino por “LA LIBERTAD” y no por ese sueño asido por las religiones del bienestar en el extramundo, tras la muerte o la negación de la vida misma, sino por la libertad como concepto destructivo, como destructor de cualquier límite.
Así y todo esta búsqueda no puede transformarse en un consuelo al estilo de los consuelos religiosos y terminemos esperando las “condiciones materiales” dejando de lado nuestras capacidades de intervención. Ahora para ser capaz de construir condiciones mínimas, debemos crear en nosotros “IDEAS”. Frescas, renovadas y asibles IDEAS.
Bien vale la pena detenerse un poco en este asunto, cuando hablamos de Idea no es aquella solución facilista que se nos presenta como cualquier concepto inmediato, sino por el contrario, IDEA es para nosotros, Anarquistas, el punto de referencia, es un elemento de fuerza que puede transformar la vida, cargado de valor, vale decir un concepto de fuerza capaz de desarrollar de forma distinta nuestra relación con los demás.
Ahora, aquel concepto al que generalmente asociamos como idea, no es sino el resultado del cúmulo de información inducida con que el poder nos envuelve para hacernos hombres flexibles, de ideas medias, opaco en sus deseos, reducido culturalmente de lenguaje empobrecido, con lecturas inducidas y estandarizadas, con una capacidad de razonamiento híbrida, incapaz de decidir por si misma, de autodeterminar sus movimientos y todo esto planificado para realizarse desde la escuela, pero además desde cualquier aspecto de la vida humana.
Los anarquistas esperamos, por el contrario, formar al humano creativo, alegre, consciente de la movilidad perpetua del planeta y del interior de cada uno.
Pero como haremos para conseguir nuestro objetivo?
Creo que nos debemos poner a trabajar, debemos comenzar a organizarnos, creando las condiciones necesarias para reformular nuevas relaciones al interior del movimiento, asumiendo que éste existiera y si no crear movimiento con bases renovadas desde la experiencia de 2 siglos de luchas y resistencias, avances y retrocesos, pero sin tregua contra el Capital, sin cuartel contra el Estado, destruyendo la masa de los medios de producción, la Única solución es pasar a través de la dolorosa realidad de la Destrucción.
Esa idea de revolución anclado en el mañana asoleado y con niños sonrientes corriendo por los campos es sólo la imagen deseada de una ilusión poética que dista mucho de lo que realmente visualizamos, un largo, sangriento y trágico proceso de modificación violenta de la realidad material.
Y no se trata de un deseo aceptado o anhelado sino porque es el único camino que el poder nos ha dejado, nosotros anarquistas no deseamos esta dura y dolorosa vía pues no nos sentimos a gusto con la violencia, la sangre, la destrucción o la guerra, con todo lo que acarrea. Ellos nos han acorralado hasta este tipo de determinaciones.
Nuestra lucha no puede, ya en el siglo XXI y con los cambios que han sufrido las relaciones con el Capital y el estado, pensar siquiera que será nuevamente la clase obrera la llamada a detentar en sus manos los actos revolucionarios del cambio total, puesto que este sujeto colectivo ha sido desplazado y disminuido más que a una clasificación anecdótica.
Por lo mismo las luchas deben generarse desde otros polos, desde otros ojos y otras visiones que van más allá que el ámbito de lo económico, sino desde aspectos muchos más fundamentales para el ser humano, de aquí La Insurrección Anarquista Permanente, aun sabiendo que nuestra opción no ha sido sólo las barricadas ni las balas, pienso, que es el único camino posible al que nos han arrastrado.
Las orgánicas anarquistas del siglo XXI deben ser dinámicas, más ágiles, olvidando aquellas vetustas estructuras que más que cohesión escindieron más aún al movimiento, estructuras pesadas que representaban la síntesis de la realidad en el seno mismo de la orgánica del movimiento. Esta realidad no es un análisis antojadizo sino contrariamente a eso, es el resultado de una realidad modificada, porque simplemente los tiempos han cambiado.
La nueva Propuesta es la de conformar grupos pequeños de afinidad, formados por individuos ágiles, a quienes convoque la afinidad de teoría, discusión y acción, pero cómo? Reconocemos esta “afinidad”, sólo y mediante el conocimiento profundo de elementos diferenciadores entre la militancia, alcanzando con esto un acto preciso de conocimiento, discusión, debate de ideas, profundo. Los grupos de afinidad funcionan en relación al acuerdo alcanzado en conjunto tras la discusión y que concluyen en la acción, acción que a su vez crea nuevas instancias para discutir, discusión que se extiende y concluye en la cadena de acción a discusión.
Así la conformación de grupos informales sirven como soporte a una infinidad de grupos anarquistas de afinidad, estos grupos informales están constituidos por la diversidad de grupos de afinidad, que discuten permanentemente y acuerdan puntos de acción generados desde la permanente discusión, la profundización periódica de los problemas y de las acciones conjuntas.
La característica informal de las orgánicas propuestas radican en que deben presentar en su interior discusiones tendientes a la “conflictividad permanente” o sea a generar grupos que ataquen sin mediación y sin orden de ningún núcleo director. Otra condición es la “Autonomía”, vale decir la no dependencia de orgánicas vetustas.
La proposición de la Orgánica informal dice relación con que nos oponemos a pensar el movimiento anarquista con una esperanza en “condiciones” materiales futuras, en preparación futura para la insurrección, puesto que aceptaría la condicionante capitalista de causa y efecto, así podemos evitar la concepción determinista que representó en su momento y en su época una visión que hoy, enfrentados al incierto presente nos parecen inviables.
La indeterminación, la informalidad, la espontaneidad son situaciones cotidianas a la vida, por lo mismo este tipo de corrientes intentan redescubrir inmensas posibilidades creativas de la humanidad.
Transformando de esta forma el entramado anarquista en una ética, una concepción del mundo, la confrontación específica, concreta del “modus” de comportamiento del individuo.
La insurgencia del individuo contra todo poder opresor está justificada en si misma.

Colectivo Insurrecionalista Hijos de Vilugron